martes, 21 de octubre de 2008

EL HONDO GRITO DE LA ARTISTA por Natalia Braidot

Por medio de bombas fálicas, esputos o lenguas punzantes y utilizando lo irreverente, subversivo y chocante, Nancy Spero (Cleveland, Ohio 1926) comenzó a dar forma a una obra propia de un outsider estético. Bajo el título de “Disidanzas”, las salas del Reina Sofía se abren para explorar la obra de la artista, una exposición retrospectiva realizada en coproducción con el MACBA que cuenta con 178 trabajos.

La envidia del pene freudiana ha hecho que Nancy Spero buscara a lo largo de su carrera artística diferentes respuestas en pos de la reivindicación de la mujer y lo femenino. La histórica trayectoria de la mujer como sujeto que debe morderse los labios y silenciarse, se ha materializado en un profundo grito de la artista, quien muestra y saca la lengua a quien pretenda enmudecerla. El reflejo de esta pulsión se encuentra en dos de sus mejores series Artaud Paintings y Códex Artaud, ambas inspiradas en los violentos escritos de Antonin Artaud. Así como Artaud se vió reflejado en la obra del marginado Van Gogh al escribir Van Gogh el suicidado por la sociedad, Spero utilizó sus escritos para expresar su propia sensación de exclusión del mundo del arte.

Nancy Spero fue durante varios años una artista invisible. Y fue esta invisibilidad la que le llevó a rechazar el lienzo por sus implicaciones masculinas y a optar por el papel, dando origen a un arte en el que contrasta la fragilidad y ligereza del soporte con la aspereza de sus escritos. Es así como al desmitificar la pintura, Spero también quiso mitificar a la mujer. A través de una mirada hacia la historia de todos los tiempos rescató una heterogeneidad de mujeres arquetípicas que pasaron a ser su único lenguaje. Ahora son ellas las protagonistas.

Asimismo, el tema de la guerra es fundamental para Nancy Spero, puesto que se ve envuelta en la lucha política antibelicista, y una de las armas que utiliza es su propio arte. La última obra dentro del recorrido que nos plantea el Reina Sofía es una instalación realizada para la Bienal de Venecia, Maypole: Take no Prisoners (2007) que representa el continuo presente en la obra de Spero, y en nuestra propia historia. La guerra y la violencia siguen allí, Vietnam en 1967 cuando realizó Kill Commies: Maypole, y una reinterpretación de esta misma obra en su instalación del 2007, en este caso sobre el conflicto de Irak.

El montaje expositivo ha querido presentar el trabajo de Spero en forma de un libro exhibido en una biblioteca, pero este ascetismo lumínico perturba la percepción del grito que pretende implicar al espectador. La representación obsesiva y repetitiva de las mujeres, así como la rudeza de las palabras, o las referencias explícitamente sexuales, actúan en la obra de la artista como una cura homeopática a los problemas que plantea. Tal como ocurre con Medusa, una de sus figuras recurrentes, lo abyecto se cura con lo abyecto y es de esta manera que las mujeres de Nancy Spero parecen finalmente liberarse y disfrutar del baile de sus cuerpos.

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